jueves, 13 de diciembre de 2012

Historias no contadas de Konoha

Que no por ser no contadas son menos menos heroicas


Una colección de cinco fanfics cortos.


La líder del Clan

Hanabi Hyuga sabe que su hermana será algún día la líder del clan. Lo sabe como sabe que el sol sale por el este todos los días. Sabe que será así aunque le digan siempre lo será ella.

Un líder del clan tiene que ser fuerte y valiente. Y en todo el clan Hyuga no hay nadie más valiente que su hermana mayor. Para Hanabi, que tiene siete años, no hay mayor valentía que la de Hinata. Y lo cree de todo corazón porque para ella, cada noche de tormenta, no hay refugio más seguro que los brazos de su hermana.



La Pelea

Cerró la puerta justo a tiempo, pues pudo escuchar el sonido de la cerámica rompiéndose al estrellarse donde él había estado momentos antes. Suspiró tratando de recuperar la paciencia y comenzó a caminar lo más rápido que le daban las piernas. Afuera, el sol le dio una cálida bienvenida y el viento le revolvió suavemente el cabello.

Mientras caminaba por el pueblo, pensó en lo mucho que amaba ese lugar. La gente le miraba con cariño y él les respondía de la misma manera ¿Por qué con ella las cosas no podían ser así? Pensó en lo mucho que la amaba. Sin duda, mucho más que a aldea; cuando se dio cuenta de ello, toda la pelea le pareció tonta.

Regresó sobre sus pasos mucho más rápido de lo que iba antes. Sí, la amaba demasiado y le dolía estar de esa manera con ella. Estaba seguro que la encontraría llorando y es que últimamente su humor iba de mal en peor. Tsunade, la médico, le había dicho que eso era perfectamente normal en los primeros meses. Abrió la puerta de golpe.

- ¡Así que volviste…! –No pudo terminar la frase porque un beso la calló. Mientras se besaban, sonreían contra la boca del otro. Se amaban de verdad.

- ¡Volvería por ti mil veces si es necesario! –Dijo él, abrazándola contra su pecho. Su corazón latía a mil por hora. En el rostro de ella, una pequeña sonrisa de dibujó.

- El que hayas regresado romántico no cambiará las cosas, Minato. Tienes que sacar la basura. Y no vale que llames a Kakashi para que lo haga.

Minato suspiró, amaba a Kushina ¡Pero qué manía la suya de hacerle sacar la basura!



Manías


Sasuke Uchiha estaba cansado de las manías de sus compañeros de equipo. Todo era Ramen, Libros Eróticos o él mismo. No soportaba ver la cara de imbécil (más imbécil) que ponía naruto al devorar el ramen. No aguantaba a Kakashi y sus risitas pervertidas por los pasajes acalorados de su libros. No aguantaba a Sakura revoloteando enamorada sobre él a cada instante.

- Sasuke, no crees que ponerle café soluble a tu tostada es un poco... ¿Raro? -Dijo Naruto mirándole sin alcanzar a comprender por qué lo hacía.

- Todo el mundo lo hace. -Respondió tirando el sobre con el resto de los que había utilizado.

Sakura los miró y suspiró, a veces Sasuke podía ser tan tonto como Naruto. A veces, como en ese momento, incluso peor.



Diferentes


Lo que más le gustaba a Kakashi de sus alumnos es lo diferentes que eran entre sí. Le recordaban a su juventud, cuando todavía tenía su propio equipo. Sasuke era muy parecido a él, tan diferente a Naruto y Sakura.

Siempre estaba pensando en cómo hacerse más fuerte. Siempre estaba entrenando y ese espíritu se lo transmitía a Sakura y Naruto. Por eso les había invitado a comer ese día. Estaba orgulloso de ellos, pero ahora que lo pensaba, estaban muy callados... demasiado.

- ¿Qué pasa? -Dijo Kakashi extrañado. Sakura señaló con el dedo al techo.

- Hay un huevo pegado ahí -Dijo Sasuke.

Sí, los tres se habían quedado callados contemplando un huevo en el techo... bueno, a lo mejor no eran tan diferentes después de todo.



Bésala

Ella está, ahí sentada frente a ti
No te ha dicho nada aún pero algo te atrae


Shikamaru estaba mosqueado. Llevaba toda la salida escuchando cosas raras. Era como si ese momento tuviera banda sonora. Movió la cabeza, tratando de espantar esos pensamientos como si fueran moscas.

- Eh, Temari ¿No escuchas algo raro? –Dijo Shikamaru remojando su galleta en la leche. La rubia negó con la cabeza y le miró alzando una ceja. Shikamaru era un paranoico.

- No, por Kami, No.

Y es que era la décima vez que él le preguntaba si no escuchaba voces cantando y ya comenzaba a perder la paciencia. Sin duda, esa era la peor cita que habían tenido. Espera ¿Cita? No, más bien “Salida de Amigos”. Sí, eso es lo que él les dice al resto.

Sin saber por qué te mueres por tratar
de darle un beso


No podía entender qué era lo que le pasaba al Nara. Que ella era la hermana del Kazekage y Kankuro, lo sabía desde un principio. Aunque claro, quién habría dicho que ese cabeza de chorlito de su hermano resultaría tan celoso. Y, sobre todo, que Shikamaru fuera tan ¿miedoso? ¿Tímido? No estaba segura de qué era Shikamaru exactamente.

Inmersa en sus pensamientos, no notó cuando la mano de Shikamaru le tapó la boca y la arrinconó hacia la pared apretando su cuerpo contra el de ella. Sintió un pequeño bulto en su abdomen y sus ojos se abrieron de par en par durante unos segundos. Por fin había llegado el momento.

- ¿Qué haces? –Dijo Shikamaru al notar que ella había cerrado los ojos y hacía gestos con los labios. – Siento que nos observan.

Claro que los observaban, el local estaba lleno. La rubia soltó un bufido, molesta. Eso era el colmo. Se había roto el encantamiento, no iba a besarla. Seguramente le gustaba esa otra chica, Ino. Salió del local, azotando la puerta y lanzando una mirada que petrificaría a cualquier persona.

- ¡Eh! ¡Mujer, espera! Tsk ¡Qué problemática! –Dijo lanzando el dinero de la cuenta sobre la mesa.

El mesero soltó una risita. Nunca había visto a un tipo más enamorado, salvo, por el chico Uchiha. Ni una chica más enamorada, salvo, por la chica con la que Uchiha solía ir. Recogió los platos y volvió a la cocina.

- Te dije que esto de cantarles no era buena idea –Dijo Gaara mirándo a Naruto mientras trataba de moverse sin romper el tejado.

- Eso es porque tu voz es un asco. –Le respondió el chico, con sorna.- Además, creo que cualquier canción habría sido mejor que esa.

- A Temari le gusta “La Sirenita” –Dijo Gaara, molesto. En realidad, era a él al que le gustaba.

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