miércoles, 14 de noviembre de 2012

Hermanos

Cuando sus padres le dieron la noticia, solo sintió una cosa: Celos. Lo había visto antes con otros chicos del barrio: Sus mamás se ponían gordas, tan gordas que no podía ver sus pies. Luego, un día, se iban de casa para el hospital. Luego volvían con el bebé que las

ocupaban todo el día y la noche y por lo tanto ya no había tiempo para quien ya estaba en casa. Por eso no pudo sentir otra cosa más que Celos.

Hana había sentido lo mismo cuando sus padres le dijeron que tendrían un hermanito menor. Ella había ido a la academia al siguiente día muy alterada, lanzando los juguetes y golpeando a quien se atravesara en su camino. Todavía no había nacido su hermano y Hana estaba imaginando las mil y un formas en las que podría deshacerse de él sin resultar culpada. Ahora había comenzado a pensar en lo mismo.

Es que cuando eres el heredero del Clan Uchiha y de pronto tus padres te dicen que vas a tener un hermanito, las cosas se ponen pesadas. Ya no vas a ser más el pequeño de la familia, a quien todos aplauden sino que pasas a ser un “niño grande”. Itachi no quería ser un niño grande, se negaba categóricamente a serlo. Así fue como comenzó la guerra.

Al inicio, se resistía a ir a la academia. Estaba seguro que sus padres se desharían del bebé que venía en camino al ver que él se negaba a ir a la academia. No fue así. Dejó de ser su madre quien lo llevara para que sea su padre. Y con su padre no se podía discutir, no Señor. En casa se hacía lo que Fugaku ordenaba.

Su siguiente estrategia fue volver a portarse como un bebé, decidió que necesitaba volver a usar un pañal. La primera vez que lo hizo, su madre frunció la frente -Una de las pocas veces que la vio hacerlo- y le dijo: “Si decides que necesitas pañal otra vez, puedes usarlo; pero serás tú quien te lo pongas”. La cosa resultó más complicada que los jutsus de fuego que su padre le enseñaba en el muelle así que optó por abandonar también.

Ahora se había quedado sin ideas y su madre había decidido llevarlo a la consulta del médico. Ella se había puesto muy gorda y ya no podía abrazarla como antes. Su padre también iba al doctor con ellos y por un momento tuvo miedo que algo andara mal con él o con sus padres. No fue así.

Luego de pasar a la consulta, a Itachi Uchiha le pasó una de las cosas más maravillosas que le podría pasar a alguien. El doctor le mostró a su hermanito en el monitor y luego le puso hizo escuchar los latidos de su pequeño corazón. Los celos que sentía desaparecieron cuando le pareció que ese latido decía “Itachi”.


Todavía podía recordar ese sonido como si estuviera en la consulta con sus padres. Siente que si extiende las manos puede tocar a Sasuke dentro del abdomen de su madre. No es así, aunque al extender la mano puede tocar a Sasuke. El día que escuchó el latido del corazón de su hermano se había jurado protegerlo y amarlo toda la vida y aunque no lo había hecho de manera perfecta lo hizo de la mejor manera que pudo. Extendió su mano, solo un poco y tocó su frente.

- Lo siento Sasuke, no habrá próxima vez.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Contáctanos

Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook